26 jun 2015

Las 10 fechas que conformaron al campeón


Golden State Warriors lo logró. La franquicia que reside en la ciudad de Oakland disfrutó de una temporada regular magnífica -terminó con un récord de 65 victorias contra apenas 17 derrotas- y entró a los Playoffs como primer preclasificado en el Oeste y como el amplio favorito a alzar el trofeo Larry O´Brien.

En la Primera Ronda de la pos temporada, barrieron a New Orleans Pelicans, aunque debieron luchar hasta el final en tres de los cuatro partidos. En Semis de Conferencia, estuvieron abajo 1-2 ante Memphis Grizzlies, pero un ajuste inteligente -que sacó a Tony Allen, uno de los mejores defensores de la liga, de la serie- les permitió avanzar tras seis encuentros.

Houston Rockets no probó ser un digno rival, especialmente en una instancia tan decisiva como las Finales de Conferencia. La profundidad y versatilidad del plantel de Golden State alcanzó para que los comandados por Steve Kerr abrochen su pasaje a las Finales en apenas cinco juegos.

Finalmente, el duelo ante Cleveland Cavaliers y LeBron James representó la primera -y única- prueba de fuego para los Warriors. Como contra Memphis, cayeron 1-2 en la serie y, otra vez, una variante táctica por parte del cuerpo técnico fue vital. El equipo de la Bahía de San Francisco ganó sus tres partidos finales, coronó una campaña notable con un título y, de yapa, quebró una sequía de más de 40 años sin campeonatos.


Mucho se hablará sobre el futuro que tiene esta franquicia. Si bien algunos de sus jugadores serán agentes libres (el más importante, Draymond Green, es restringido y sería rarísimo que no renueve), la probabilidad indica que los Warriors están ante la oportunidad de competir por el máximo premio en la NBA durante los próximos tres a cinco años.

Ojo, porque el futuro -por más esperanzador que parezca- es incierto. Sino, miremos el caso de Los Ángeles Lakers, en 2012. Los angelinos, quienes ya contaban con Kobe Bryant y Pau Gasol en sus filas, lograron obtener los servicios de Steve Nash y Dwight Howard en el mercado de pases. 

Sin duda alguna, un equipo con tantas figuras tenía que ser considerado como uno de los principales candidatos al título. Si hacemos un fast forward a la actualidad, nos encontramos con que esos Lakers no ganaron ni un partido de Playoffs, con que Gasol, Howard y Nash no están más (los primeros dos como agentes libres, o sea que Los Ángeles no recibió nada a cambio) y con que Bryant, el único sobreviviente, no logra completar una temporada sin lesionarse.

Como éste, existen otros ejemplos, tanto positivos como negativos. Lo importante es que se necesita que muchas -pero muchas- cosas salgan bien para conformar a un equipo capaz de ser campeón. Entonces, vale la pena recordar el camino que recorrieron estos Warriors, desde lo profundo de la NBA, hasta la cima:

25 de junio de 2009:


"Con la séptima selección del Draft de la NBA, edición 2009, los Golden State Warriors elijen a...Stephen Curry, de la Universidad de Davidson". Con estas palabras, hace exactamente seis años, David Stern anunciaba el inicio del cambio. 

Que los Warriors hayan siquiera tenido la chance de seleccionar a Curry requirió de un milagro. Bueno, milagro para ellos y miseria para Minnesota Timberwolves. Con la quinta y sexta posición en ese Draft, David Kahn (Gerente General de los Timberwolves) eligió a Ricky Rubio y a Johnny Flynn, respectivamente. Dos bases seguidos!!! Con la 5ta y 6ta pick. Insólito.

Steph en la universidad

De la misma forma que hay que criticar a Kahn, también hay que darle crédito a Golden State. Es cierto que Curry tenía sus detractores: su forma física era diminuta y no parecía poseer un cuerpo capaz de aguantar el ritmo frenético de la NBA. Aún así, Larry Riley (por ese entonces, el Gerente General, General Mánager, GG, GM, como carajo quieras) tomó el riesgo.

No hace falta aclarar que Curry, actual Jugador Más Valioso, superó las expectativas. El base se ha convertido en un jugador inigualable, principalmente por su capacidad para encestar tiros desde distancias impensadas a un ritmo y eficacia superlativa. Sin él, los Warriors jamás hubiesen podido hacer funcionar su armonía ofensiva.

15 de julio de 2010:


Poco más de un año después, la franquicia cambiaría de dueño. Chris Cohan, que nunca supo administrar la organización, sufriendo pésima temporada tras pésima temporada, le dejó su lugar al grupo compuesto por Joe Lacob y Peter Guber.

En total, fueron 19 los empresarios que pusieron plata de su bolsillo, pero los dos mencionados llevan el rótulo oficial de "dueño". El monto total de la operación, cercano a los 450 millones de dólares, fue récord para una franquicia NBA, en ese entonces (recordemos que Steve Ballmer, ex CEO de Microsoft, compró a Los Ángeles Clippers por 1 billón).

Si bien la fortuna de Golden State no cambió demasiado durante los primeros dos años, Lacob y Guber se mostraron firmes en sus convicciones. A lo largo de este período, mantuvieron su promesa de gastar lo que sea necesario, cuando las chances del equipo sean reales.

Actualmente, los Warriors representan el futuro de la liga, tanto dentro como fuera de la cancha. Ah, además, en 2018 se completará la construcción de un nuevo estadio (en San Francisco), que aparentemente será de última tecnología.

6 de junio de 2011:


Antes de llegar a la perfección, hay que pasar por otros planos intermedios. Desde 1994 hasta 2013, Golden State había alcanzado la pos temporada en una sola ocasión. A pesar de que la gente apoyaba al equipo -hecho extraño según las tendencias del deporte norteamericano-, tanto jugadores como técnicos no podían responder.

Bajo este contexto de pura y absoluta mediocridad, Mark Jackson fue nombrado entrenador, reemplazando a Keith Smart. Jackson, un gran jugador en su época, no tardó en imponer su figura de líder dentro del plantel y, desde el primer día, dejó en claro que las cosas iban a cambiar.

El comentarista de la cadena ABC (lo era antes de ser contratado y también lo es hoy en día) le dio minutos a los jóvenes y fue importante en el crecimiento de Curry como persona, aunque el MVP no se lo reconozca públicamente.

En su segunda temporada al mando de los Warriors, Jackson avanzó a las Semifinales de Conferencia, cayendo ante San Antonio Spurs en seis partidos, todos extremadamente parejos. Al año siguiente, una derrota en Primera Ronda a manos de los Clippers, sumada a varios encontronazos con Lacob y Guber, fue suficiente para que sea despedido.

23 de junio de 2011:


Cada superhéroe necesita su mano derecha. Su compañero de batalla, que siempre va a estar cuando lo necesite. Para Steph Curry, ese hombre es Klay Thompson. En el Draft de 2011, cuando existían otras necesidades que llenar, Larry Riley confió en el alumno de la Universidad de Washington State y lo eligió en el onceavo lugar.

Ambos hijos de ex jugadores NBA (Dell Curry y Mychal Thompson), Steph y Klay formaron un vínculo muy cercano, a tal punto que se los reconoce como los "Splash Brothers". En su momento, Mark Jackson manifestó que este combo de base-escolta quedaría en la historia como el mejor en cuanto a efectividad y eficacia en el tiro externo. En menos de dos años, esa declaración se ha convertido en una afirmación 100% verdadera.

Además de tener la capacidad de explotar ofensivamente en cualquier instante, Thompson es un excelente defensor en el perímetro. La química que ha creado junto a Curry es la fundación que sirvió para poner en marcha el plan de los Warriors.

13 de marzo de 2012:


Uno de esos momentos que seguramente todos los hinchas que llenaron Oracle Arena durante estos Playoffs querrán olvidar. A mediados de marzo, cuando la temporada de Golden State -bajo Jackson- no iba para ningún lado, la franquicia decidió canjear al jugador favorito de la hinchada: Monta Ellis.

En resumen, Milwakee Bucks recibió el paquete de Ellis, Ekpe Udoh y Kwame Brown, mientras que los Warriors se hicieron del pase de Andrew Bogut. Pocos días después de anunciar esta transferencia, Lacob y Guber fueron abucheados duramente por los fanáticos de su propio equipo.

La presencia defensiva de Bogut

No es que no tuviesen razón: en su momento, Ellis era uno de los anotadores más prolíficos de la liga (si bien tomaba demasiados tiros) y Bogut -1era selección del Draft de 2005- se lesionaba constantemente. El australiano no pudo quebrar su mala suerte y siguió sufriendo lesiones, hasta que un día, casi de la nada, empezó a imponer su juego.

En esta temporada, Bogut representó el ancla en defensa dentro del esquema táctico de Kerr. Su presencia en la pintura fue una de las claves para que los Warriors ostenten el mejor rating defensivo en toda la NBA. Dos años después, el canje fue un éxito rotundo para los actuales campeones.

28 de junio de 2012:


Que buen día para la gente de la Bahía de San Francisco eh. No todos los días se selecciona a tres novatos que, en menos de tres años, levantarán el trofeo Larry O´Brien como piezas fundamentales del equipo. 

Primero, Harrison Barnes (7º elección). El alero de la Universidad de Carolina del Norte se ha transformado en un jugador capaz de emparejarse en defensa con cualquier ala-pivot. Al mismo tiempo, Barnes pulió su mecánica de tiro y ahora representa un peligro desde las esquinas.

Segundo, Festus Ezeli (30º). Nacido en Nigeria, el producto de la Universidad de Vanderbilt aceptó su rol como pivot suplente, aportando energía en ambos sectores de la cancha siempre que le tocó entrar.

Finalmente, Draymond Green (35º). Usualmente, no se espera demasiado de los jugadores elegidos en la segunda ronda. Seguro que no se proyecta a un hombre capaz de defender las cinco posiciones, con rango de tiro (que va y viene, pero existe) externo y que sea líder absoluto en el vestuario. Todo eso y mucho más ha sido Green para estos Warriors.

10 de julio de 2013:


Además de acertar en el Draft y obtener un buen retorno de algún que otro canje, para llegar más lejos hay que tener suerte en el mercado de pases. Que una estrella decida, por su cuenta, unirse a tu programa, habla de que estás haciendo las cosas bien. Eso significó la contratación de Andre Iguodala para Golden State.

El ex Philadelphia 76er y Denver Nugget firmó un contrato por cuatro años y 48 millones de dólares, asumiendo un rol protagónico dentro del plantel. Iguodala, un veterano y profesional de primera línea, siempre entendió que para lograr un éxito individual debía lograr un éxito colectivo, demostrándolo con su solidario estilo de juego.


Su lema fue puesto a prueba a comienzos de esta temporada, cuando Kerr le comunicó que, por primera vez en su carrera, arrancaría desde el banco (Barnes sería titular). Iggy se la bancó, elogió a su compañero en todas las oportunidades que se le presentaron y se mantuvo preparado para las instancias decisivas.

Justamente, antes del Game 4 de las Finales, Iguodala fue insertado en el quinteto titular. El alero disputó una serie brillante, conteniendo de la mejor manera posible a LeBron James y terminó llevándose el premio al Mejor Jugador de las Finales.

14 de mayo de 2014:


Hacia fines de 2013, una gran cantidad de ejecutivos dentro de la organización creía que Jackson había arribado a su techo como técnico. A veces, pensaron, hay que terminar una etapa positiva si existe la alternativa de algo aun mejor.

Con esta idea en mente, Steve Kerr fue contratado a mediados de mayo del año pasado. La historia de Kerr en la NBA es larga: múltiple campeón como jugador (tres anillos con Chicago Bulls y dos con San Antonio Spurs), Gerente General de Phoenix Suns y analista en las transmisiones para la cadena TNT.

Los Warriors no fueron los únicos que quisieron hacerse de Kerr. New York Knicks (que terminó último en el Este, con Derek Fisher a cargo) también le ofreció el puesto de director técnico. ¿Díganme, para ustedes eligió bien?

Ya se han mencionado las decisiones inteligentes que tomó Kerr. Fuera de esto, también logró establecer relaciones más profundas con sus dirigidos, así como un clima mucho más relajado que el régimen anterior. En su primer año como DT, salió campeón. Nada mal

1 de julio de 2014:


Medio que me estaba quedando sin fechas exactas, así que perdonen la "excusa". Bob Myers, actual GM de los Warriors, fue traído a bordo casi desde el momento en el que Lacob y Guber tomaron control de la franquicia, pero su rol nunca estuvo definido por fechas.

Myers se manejó con cautela, negoció los contratos de Curry, Thompson e Iguodala y supo que estilo de jugadores contratar, con el poco espacio que le sobraba en el tope salarial. El primero día del mes de julio del año pasado, abrochó el pase de Shaun Livingston, base/escolta suplente de gran aporte durante toda la campaña.


Leandro Barbosa, cumpliendo un rol bastante similar al de Livingston, fue la otra contratación vía agentes libres. El brasilero tuvo sus momentos en los cuales demostró su valor. Quizá el valor de Myers -ganador del trofeo al Ejecutivo del Año- haya radicado en su capacidad para dejar las cosas como están, talento que no suelen tener los Gerentes Generales.


3 de julio de 2014:


Por último, quedan los asistentes. Esos que no ven su nombre en la televisión ni leen su apellido en columnas, pero que realizan un trabajo vital. Sino, pregúntenle a Kerr cómo le hubiese ido si no hubiese tenido a Alvin Gentry y Ron Adams coordinando los sistemas ofensivos y defensivos, respectivamente.

Gentry, hoy en día el entrenador en jefe de New Orleans Pelicans, es una de las mentes más brillantes en lo que refiere a inventar jugadas en ataque. Una frase que resume su capacidad, expresada por Kerr: "Alvin podría diagramar una jugada para un esqueleto y el esqueleto quedaría solo. No metería el tiro, pero sí quedaría solo".

Adams, por su parte, es un verdadero gurú de la defensa. Pupilo de Tom Thibodeau, Adams extrajo las virtudes de jugadores como Green, Bogut, Iguodala y Thompson para establecer una identidad defensiva, importante para los momentos en los que la pelota no entra en el otro costado.

A veces, una franquicia toma todas las decisiones correctas y aún así no le alcanza para salir campeón. Apenas un equipo de 30 es feliz después de cada temporada. Se necesita que algunos tiros decisivos entren, y otros salgan. Se necesita una pizca de suerte, especialmente en el área de las lesiones. Si se logra todo esto y se hacen las cosas bien, se puede terminar así:

17 jun 2015

Game 6: Él Equipo, campeón


La espera de 40 años terminó. Golden State Warriors coronó una temporada regular magnífica y alzó el trofeo Larry O´Brien. El mejor equipo de la NBA de principio a fin se llevó la serie -y el campeonato- tras derrotar a Cleveland Cavaliers en seis juegos. Se pueden mencionar a varios jugadores que contribuyeron en la obtención de este título, pero la moral que dejaron estas Finales es simple: el trabajo en equipo pudo más que el talento de un individuo.

Esta afirmación nunca fue más cierta que en el último partido de esta serie. El triunfo por 105-97 tuvo lugar para todos los hombres de Golden State, mientras que esclareció aún más la falta de apoyo que tuvo LeBron James. La estrella de los Cavaliers dejó absolutamente todo en la cancha, ganándose más respeto y admiración de la que ya tenía.


Los 25 puntos de Andre Iguodala, que redondeó una serie sensacional, lo convirtieron en el primer ganador del trofeo al Mejor Jugador de las Finales que no comenzó ningún partido de temporada regular como titular. Podrán haber polémicas sobre quién debería haber sido galardonado (Steph Curry o LeBron eran los otros candidatos fuertes), pero nadie se animará a negar el rol vital que jugó Iguodala: cumplió en defensa ante James, encestó tiros bajo presión y -sobre todo- entendió la clave para la victoria.

Los Playoffs de la NBA son mi formato favorito porque, en 9 de cada 10 ocasiones, el mejor equipo es el ganador. Así fue el caso en la edición 2015. A preparar el desfile en la Bahía de San Francisco.

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En los partidos definitorios siempre existe una presión extra para el conjunto que debe cerrar. Es un hecho inevitable que ocurre en todos los deportes. Por eso, el arranque de los Warriors, que abrieron con un parcial de 23-15, fue importante. El ruido en el estadio Quicken Loans -casa de los Cavaliers- no los molestó en absoluto.

El equipo comandado por Steve Kerr movió la pelota, encontrando la mejor opción en casi todas las posesiones. 16 de las primeras 18 canastas de Golden State fueron asistidas, un número realmente asombroso.

Desde el principio, las ventajas y desventajas de cada franquicia se hicieron claras. Cleveland controlaba la batalla de los rebotes y lograba más viajes a la línea de tiros libres, mientras que los Warriors cometían menos pérdidas y encestaban sus lanzamientos en un porcentaje más alto. 

Con nueve minutos por jugar en la primera mitad, Klay Thompson cometió su tercera falta personal y debió irse al banco. En ese intercambio de jugadores, el ritmo de juego bajó y los Cavs lograron achicar la diferencia. Como siempre, LeBron cargaba con el peso en ofensiva, anotando y asistiendo a sus compañeros.


Luego de haberle dado pocos minutos a Timofey Mozgov (pivot) en Game 5, David Blatt optó por utilizar su alineación "grande", dejando al ruso en el terreno junto a Tristan Thompson. El resultado de esa decisión fue una mayor capacidad para conseguir rebotes ofensivos, la única arma que tuvo Cleveland en toda la serie fuera de la producción de James.

Una tremenda volcada de Thompson, justo antes del entretiempo, dejó a los locales abajo por un doble (43-45). En el descanso, las diferencias en las áreas mencionadas (21 libres contra 4 y 29 rebotes contra 16 para los Cavaliers y 5 pérdidas contra 13 para los Warriors) eran notorias.

Usualmente, la franquicia dirigida por Blatt era la que salía a buscar el partido en los terceros períodos. Sin embargo, Golden State entendió -una vez más- que la clave era correr con el balón, saliendo disparados como un cohete en los primeros instantes del tercer cuarto. De manera inteligente, Iguodala, Curry y Shaun Livingston fueron quiénes mejor captaron lo propuesto por su cuerpo técnico.

Festus Ezeli fue el pivot de rotación elegido por Kerr para este encuentro. No Andrew Bogut, que había sido titular durante toda la temporada. Tampoco David Lee, que contribuyó de manera impensada en Game 3,4 y 5 (Lee sí estuvo en cancha, pero sólo por 1:13). Ezeli respondió la confianza con una actuación fenomenal para sus estándares. Activo en ataque y defensa, el pivot suplente se lució con esta TREMENDA volcada:


No fue el único. Como dije, todos los Warriors tuvieron su momento a lo largo de la campaña. Harrison Barnes cumplió con su rol en estas Finales: peleó cada pelota, chocó cuando fue necesario y encestó triples desde la esquina. Leandro Barbosa produjo puntos desde la banca de manera instantánea. Si bien Thompson (Klay) no disfrutó de su mejor nivel, defendió cada pelota con intensidad.

Draymond Green, que (citando sus palabras textuales) dijo que fue un desastre en los primeros tres partidos, se redimió completamente. Para ponerle la frutilla a su postre, totalizó un triple-doble en el partido definitorio (16pts, 11reb y 10asist). Su crecimiento entre la temporada pasada y ésta fue una de las claves que llevaron a su equipo al título:


Los Cavs no se rindieron y lograron una respuesta. Los locales se pusieron a siete a falta de 8:23 por jugar y la gente se ilusionaba con una posible remontada. Golden State contestó con su arma principal durante la temporada regular: el tiro de tres puntos.

Primero Curry y después Iggy. Curry otra vez, Thompson (por fin) e Iguodala en una segunda ocasión. Cinco triples en menos de tres minutos, para darle ventaja de 14 a los Warriors y empezar a cerrar el campeonato. En pocas palabras, los últimos minutos de Steph fueron soberbios. Todos sabían que el MVP iba a tener la pelota en sus manos -hasta lo doblemarcaron en varias posesiones- y aún así se las ingenió para clavar bomba tras bomba.

No sólo las embocó, sino que creó para sus compañeros. Curry dominó los últimos cuartos de estas Finales (13pts y 2asist ayer) y su mera presencia en la cancha cambió totalmente la estrategia defensiva de Cleveland:


Un par de triples de J.R.Smith le metieron un poco de incertidumbre, pero al final no alcanzó. Tanto Mozgov como Thompson (Tristan) terminaron con un doble-doble, pero la realidad es que ningún miembro de los Cavaliers pudo acompañar la brillante tarea de LeBron (32pts, 18reb y 9asist, tre men do).

Después de 40 años, Golden State Warriors es campeón de la NBA. Un trabajo completo por parte de toda la organización de la franquicia. Desde los dueños (Joe Lacob y Peter Guber) hasta el Gerente General (Bob Myers), pasando por el director técnico (Steve Kerr) y sus asistentes principales (Ron Adams y Alvin Gentry, futuro DT de New Orleans Pelicans) y finalizando, obviamente, con los jugadores.

Absolutamente todos merecen créditos por este título, el cuarto de la franquicia de la ciudad de Oakland. Hacia allí se dirige el trofeo Larry O´Brien, en la edición 2014/15 de la NBA. Festéjenlo, que hace mucho tiempo que lo vienen esperando.





15 jun 2015

Game 5: La explosión que le faltaba


Stephen Curry ganó el premio al Mejor Jugador de la NBA por un motivo. Bueno, en realidad por varios, pero la principal razón por la cual el base se convirtió en MVP es su capacidad explosiva. Sin abrumarlos con datos númericos, vale la pena aclarar que Curry está en camino a convertirse en el mejor tirador en la historia de la liga, sino lo es hoy en día.

Por eso, si bien ya había tenido algunos momentos esporádicos durante estas Finales, todos augurábamos que podía tener una noche como la de ayer. En el quinto juego de la serie, la actuación de Curry fue un factor clave en la victoria de Golden State Warriors sobre Cleveland Cavaliers (104-91), que deja al equipo de la Bahía de San Francisco a un triunfo del título.

Como siempre en los deportes en equipo, el conjunto ganador también necesitó del aporte de actores de reparto, como fue el caso de Leandro Barbosa. Justamente, en ninguno de los cuatro encuentros anteriores fue tan clara la principal diferencia entre estas dos franquicias: los Warriors pueden confiar en el trabajo grupal, mientras que los Cavaliers dependen pura y exclusivamente de LeBron James:


No alcanzan los adjetivos para describir lo que está logrando James. Ya pasó el shock inicial de Game 2 y Game 3, pero por mi parte continuo incrédulo ante el hecho de que ésta serie siga tan pareja. Imaginen una balanza, en la cual se pone de un lado el talento colectivo de uno de los mejores equipos de temporada regular que se haya visto. Bueno, el talento individual y el liderazgo de LeBron es suficiente para igualar el de TODOS los Warriors. Aparentemente, le alcanza para emparejar, pero no para ganar.

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Parecía que el primer equipo que anotase sería el vencedor. Después de casi tres minutos de sólida defensa de ambos lados, una pérdida de Cleveland despertó un contragolpe de Golden State, que culminó con una asistencia de Curry para Klay Thompson, quien puso los primeros dos puntos en el marcador. Esta acción contagió a los hinchas dentro del Oracle Arena, que habían arrancado medio dormidos.

El inicio de los Warriors fue brillante. Sus primeras ocho canastas fueron asistidas y muchas de ellas vinieron por la vía del contraataque. El mensaje de Steve Kerr y su grupo de técnicos asistentes había sido claro: correr con el balón, aumentar el ritmo de posesiones y aprovechar las ventajas que otorgaba el esquema defensivo de los Cavaliers.

Luego de la primera embestida local, David Blatt decidió cambiar su estrategia; J.R.Smith, escolta, ingresó por Timofey Mozgov, pivot, para matchear mejor con los jugadores rivales. De esta forma, Smith marcó a Andre Iguodala, Tristan Thompson a Draymond Green y James se quedó con Harrison Barnes.

Smith, que parecía una máquina de errar en los partidos pasados, empezó a clavar triples por doquier, lo que le pudo dar un respiro en ataque a LeBron. Tras finalizar el primer cuarto con un marcador igualado en 22, el escolta volvió al ataque: luego de dos triples consecutivos -ambos asistidos por James- Cleveland lideraba por cinco, para sorpresa de varios.

Por ese mismo rato, hacía su ingreso al terreno de juego Leandro Barbosa. El brasileño hizo para los Warriors lo que Smith logró para los Cavs: producir ofensiva instantánea desde el banco de suplentes. Barbosa finalizó con 13 puntos y encestó 4 de sus 5 lanzamientos de campo, apareciendo en momentos definitorios:


Para que no me pase líneas y líneas hablando de la actuación de LeBron, ésta estadística lo resume de buena manera: James anotó o asistió en 16 de los 17 goles de campo encestados por Cleveland en la primera mitad. A falta de 33 segundos por jugar, sus números eran: 20 puntos, 8 asistencias, 8 rebotes SIN pérdidas. Brillante.

Sin embargo, su primera pelota pérdida sería costosa. Una violación de 8 segundos (antes de que el reloj de posesión llegue a los 15, la bola debe haber cruzado la mitad de la cancha) cuando los Cavs podían quedarse con el último tiro le devolvió la posesión a los locales. Para colmo, luego de que Curry errase su tiro, James le cometió falta a Harrison Barnes, al mismo tiempo que éste consiguió el remate. No sería lo último de Barnes:


Luego del descanso, de la misma forma que en Game 4, Cleveland salió más decidido a buscar el resultado. Los dirigidos por Blatt encontraron otra mini-racha de alivio para LeBron, ésta vez en Thompson. El ala-pivot anotó 10 tantos en el tercer período, dándole la ventaja parcial a su equipo. Del otro lado, se extrañaron las contribuciones de miembros de la banca como Shaun Livingston y David Lee.

Green, sobre quien se podría escribir un libro tras cada partido que juega, alternó buenas y malas. Por momentos volvió a chocar contra sus marcadores en vez de buscar el pase sencillo, aunque también hay que reconocerle la confianza que se tuvo, animándose -y encestando- triples, posteos y hasta definiendo con la mano izquierda.

Era claro entonces que los tres mejores hombres de Golden State eran Curry, Iguodala y Barbosa. 10 puntos de ese trío sirvieron para retomar la delantera y cerrar el cuarto arriba por seis (73-67).

Uno de los pocos aspectos criticables -sino el único- del Game 4 de LeBron fueron sus 0 puntos en los 12 minutos finales. El líder de los Cavs salió decidido a dejar su huella: de nuevo, 8 de las 9 canastas del último período fueron anotadas o asistidas por James. Ah, casi me olvido, pero antes del duelo ofensivo entre dos de los mejores jugadores del mundo, Barnes volvió a hacer temblar el estadio:


A simple vista, los números de Barnes no dicen mucho (8pts, 10reb y +8 en el diferencial), pero el joven alero cambió la forma en la que venía jugando. Barnes, que había intentado 15 triples en los cuatro partidos anteriores, no lanzó ninguno ayer. Se metió en la pintura, peleó por los rebotes -área en donde Golden State necesitaba ayuda- y cerró una gran actuación con dos jugadas para destacar.

Pero vamos, que la primera plana se reserva siempre para las estrellas. Después de varios intentos, Cleveland logró dar vuelta el marcador. A falta de 7:47, un triple de un tal James, lanzado desde Saturno literalmente, ponía a los Cavs arriba por la mínima. La presión se podía palpar, aunque poco le importó al MVP de la NBA. Curry combatió fuego con fuego, contestando con un triple propio.

Steph (sí, me tomo el atrevimiento de utilizar su nombre de pila por tres motivos: porque me encanta el nombre, porque me quedo sin sinónimos y porque se me da la gana) anotó 17 de sus 37 puntos en el último cuarto, animando a la hinchada local, que gritaba con más locura cada vez que su jugador fetiche les pedía:


Un bombazo más, con 1:22 por jugar, terminó sentenciando la victoria. Kerr se dio el lujo de sacar a sus titulares para la ovación, mientras que Blatt, pensando en el próximo encuentro, le regaló unos minutos de descanso a James. Vaya que los necesitará.

Si bien falta mejorar en ciertos aspectos, Golden State parece haber entendido la clave de la serie. El trajín con el que cargan los Cavaliers es demasiado duro y, con el correr de los minutos, cada vez se siente más. Por su parte, los Warriors tomaron ventaja de 3-2 en las Finales y el martes -en Cleveland- pueden coronar una temporada espectacular con un anillo de campeón.


12 jun 2015

Game 4: Por fin triunfó la lógica


"Lo único importante son los últimos cinco minutos. Lo demás ni lo veo, es al pedo".

El cliché existe desde siempre, o al menos desde el primer día que sigo la NBA. Pará, tranquilo, que tampoco me voy a hacer el ofendido. Entiendo perfectamente desde qué lugar viene esta falsa afirmación. Cada uno tiene sus deportes preferidos, a los cuales le dedica más tiempo. En mi caso serían básquet, tenis, fútbol (y football). Claro que me interesan muchísimos más, pero -por ejemplo- todavía me cuesta sentarme a ver un partido completo de béisbol (salvo en Playoffs).

Generalmente miro las últimas entradas, como también lo hago con los últimos hoyos de una ronda de golf y no me parece mal que así sea. Nadie puede saber todo de todo. El error ocurre cuando se asume que, porque uno decide no prestar atención a una parte del juego, no influye en el resultado final.

Por eso, además de relatar lo sucedido en la victoria de Golden State Warriors sobre Cleveland Cavaliers en el Game 4 de las Finales, la misión de esta columna será ilustrar como los primeros doce minutos del encuentro no solo fueron determinantes a la hora de definir el ganador, sino que pueden llegar a cambiar completamente el rumbo de la serie.

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Desde antes del inicio, sabíamos que éste iba a ser un partido distinto. La decisión que tomó Steve Kerr (DT) -reducir el tamaño de su quinteto titular- planteaba un partido diferente. El ingreso de Andre Iguodala por Andrew Bogut representaría una ventaja para los Warriors en ataque, pues podrían corren más con la pelota y aumentar el ritmo de juego.

Una mayor cantidad de posesiones significaría darle más chances a los tiradores de Golden State (el equipo con el mejor porcentaje de campo en la liga) y a la vez cansaría más a Cleveland, que sólo utiliza a siete jugadores en su rotación. Pero ojo, el cambio también traería desventajas para los dirigidos por Kerr.

Con Bogut afuera, Draymond Green funcionaría como pivot y su marca sería Timofey Mozgov. Al mismo tiempo, Harrison Barnes -normalmente alero, pero hoy como ala-pivot-- intentaría contener a Tristan Thompson. Los dos hombres de Cleveland son mucho más altos y fuertes físicamente que sus rivales, por lo que los Warriors se arriesgaban a permitir una gran cantidad de rebotes ofensivos.

Thompson sumó su segundo doble-doble en la serie (12pts y 13reb)
Así se planteaba la previa y, de manera casi idéntica, se plasmó dentro de la cancha. Solo una cosa fue distinta. Los primeros tres lanzamientos de Golden State: un doble largo de Steph Curry, un tiro que está más que acostumbrado a encestar, y dos triples abiertos para Barnes e Iguodala. Ninguno entró.

Sigo con el jugada a jugada. Primeras cuatro posesiones para Cleveland: LeBron James falló desde media distancia, pero Thompson agarró el rebote ofensivo y anotó los primeros puntos del encuentro; Mozgov erra un gancho, otro rebote ofensivo para Thompson y después James vuelve a fallar; volcada de Mozgov tras asistencia de James y triple de Iman Shumpert luego de un pase de Matthew Dellavedova. En dos minutos de juego, los Cavs lideraban 7-0 y la visita pidió un tiempo muerto.

De nuevo, para que quede más claro: los Warriors habían "sacado ventaja" del cambio en su alineación -sus tres tiros fueron buenas ejecuciones- pero a la vez las desventajas que habían previsto -dos rebotes ofensivos y una volcada de los internos locales- estaban ocurriendo. ¿Que decisión tomaría Kerr?

Quizás otro técnico, en otra situación, hubiese entrado en pánico y hubiese vuelto a su formación habitual, y quién sabe si esa acción no hubiese derivado en la derrota de su equipo. El cuerpo técnico de Golden State optó por mantener la misma táctica y sus jugadores les respondieron. En los cinco minutos siguientes, la franquicia de la Bahía de San Francisco metió un parcial de 22-13, tomó la delantera y nunca más la dejó ir.

Iguodala con una volcada a la carrera tras un conttagolpe. Iggy terminó con 22pts y 8reb

La realidad es que, después de tantas situaciones impensadas que se dieron a lo largo de los primeros tres partidos de esta serie, fue reconfortante que el juego se vaya desenvolviendo dentro de los parámetros de la lógica. Curry empezó a clavar sus bombazos, Barnes encestó un triple desde la esquina (idéntico al que había marrado al comienzo del encuentro) y, de a poco, los Warriors se fueron reencontrando.

El cambio en el quinteto titular no fue la única variante. Un ajuste defensivo clave fue la decisión de doblemarcar a LeBron en casi todas sus posesiones en ataque. De las 200 veces James había iniciado una jugada con el balón en los Games 1,2 y 3, sólo se había enfrentado a dos defensores en 15 oportunidades. Como resultado, la estrella de los Cavaliers tomó "apenas" 22 tiros de campo, comparados con 34 en Game 3.

Además, fue vital la tarea de Iguodala, que al comenzar desde el salto inicial logró emparejar sus minutos con los de James, haciéndole la vida imposible en defensa. El alero de Golden State fue el hombre que mejor entendió la estrategia demandada por sus técnicos: sabiendo que Cleveland iba a cargar los rebotes ofensivos, Kerr pidió que sus jugadores corran con el balón en la mayor cantidad de veces posible para atacar en transición, área en donde se destaca Iggy:



En el segundo cuarto, la diferencia alcanzó los dos dígitos. De hecho, luego de un doble de Green, los Warriors sacaron ventaja de 15 puntos, su número mágico en esta temporada (su récord es 57-0 cuando, en cualquier momento del partido, se ven arriba por dicha cifra). Precisamente, la actuación de Green fue la sorpresa más positiva en términos individuales.

Las Finales no habían tratado bien al pobre Draymond, pero el producto de la Universidad de Michigan State hizo un click mental y se acordó de la excelente campaña que venía teniendo. Cuando tuvo la pelota en sus manos encontró a compañeros mejor ubicados, en vez de chocar contra los pivots de Cleveland. Se animó con los triples -cuando tuvo espacio- y, redondeando, jugó con más energía. Su línea estadística lo refleja: 17 puntos (6-11 de campo), 7 rebotes, 6 asistencias, 2 robos y SIN pérdidas.

A falta de 4:43 en el segundo período, James chocó fuertemente contra una de las cámaras, ubicadas muy cerca del área debajo del canasto. El hecho fue realmente peligroso y, si bien no estaba disfrutando de su mejor noche, LeBron no logró volver a imponer su presencia en el partido desde ese entonces.

Ya en la segunda mitad, los Cavaliers salieron decididos a revertir la situación. A lo largo del tercer cuarto, hubieron rachas en las que pudieron achicar la diferencia y ponerle presión a los Warriors, aunque éstos respondieron acordemente. Cabe destacar la tarea de Mozgov, que aprovechó al pie de la letra las ventajas que le daba la pequeña alineación de Golden State. El ruso dominó en el poste bajo y alrededor del aro y finalizó con 28 puntos (máxima en su carrera) y 10 rebotes:


Luego de un libre de James que puso a su equipo a tres, Curry contestó con un triple matador, sobre el cierre del período. Para arrancar el último cuarto, Golden State se puso arriba por 14 rápidamente, liquidando el pleito. Otra vez, como en Game 3, David Lee ingresó y contribuyó con minutos más que positivos. Desde la banca también tuvieron sus momentos Leandro Barbosa y -especialmente- Shaun Livingston. Éste último, que funciona tanto como base y escolta suplente, dependiendo la circunstancia, también comprendió la importancia de aumentar el ritmo de juego.

Los escoltas de ambos equipos estuvieron algo apagados. Ni Klay Thompson ni Shumpert lograron imprimir su sello en ofensiva, aunque al menos Klay tuvo más éxito cuando debió emparejarse con James. Por último, la sensación del partido anterior -Dellavedova- no pudo repetir su inolvidable performance. El australiano lució cansado y en varias ocasiones ni pudo mantener su posición contra Curry. Por su parte, el MVP de la liga supo aprovechar sus mano a mano contra rivales más lentos que él, como Thompson, Mozgov y James Jones, encajando un triple sobre cada uno de ellos.

Los Warriors decoraron la victoria, que termino siendo por 103-82, y ahora viajan a Oakland para el Game 5, a jugarse el domingo. La serie al mejor de siete encuentros, igualada en 2, se convierte ahora en una al mejor de tres. Nada esta definido aún, pero Golden State parece haber encontrado el camino hacia el título. Un brillante ajuste por parte de Kerr y compañía -revalidado a pesar de un arranque nefasto- fue la clave del partido. Y no ocurrió en los últimos cinco minutos, sino antes de que se efectúe el salto inicial.

10 jun 2015

Game 3: ¿Corazón o cabeza?


Es así: me tengo que poner en modo filosófico. No me queda otra. Los tres primeros partidos de las Finales de NBA han estado plagados de situaciones impensadas, de jugadores tomando roles inesperados y de tendencias que no deberían suceder si se aplica el sentido común. 

Cleveland Cavaliers venció a Golden State Warriors por 96-91, tomó ventaja de 2-1 en la serie y está a dos triunfos de obtener el título, cortando así el maleficio de la ciudad de Cleveland, que no ve a un equipo profesional campeón desde el año 1964 . Hasta ahí, todo está claro. Comprender como llegamos hasta este punto es una tarea mucho más difícil.

Siempre opiné que la forma en la que se juegan los Playoffs de la NBA es la más eficiente. Por lo menos de esta manera, con series al mejor de siete, se logra que el mejor equipo sea el victorioso. Sin embargo, como todo en la vida, este sistema no es infalible. El caso más reciente en el cual el conjunto -hablo desde la opinión mayoritaria, obviamente- favorito perdió ocurrió en 2011, cuando Dallas Mavericks derrotó a Miami Heat por 4-2.

Antes del inicio de estas Finales, los Warriors eran amplios favoritos. Después de Game 1, más todavía. ¿Cómo explicamos entonces que los Cavs lo hayan podido dar vuelta desde un punto de vista lógico? Acá va mi intento:

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De la Bahía de San Francisco pasamos al Noreste de Ohio. Del Oracle Arena, al Quicken Loans Arena. Los fanáticos de Cleveland no se resguardaron y le pusieron el mismo clima al Game 3 que los hinchas de Golden State le habían puesto a los dos encuentros previos. Desde el arranque, la defensa local se plantó en la pintura, permitiendo que los Warriors pasen la pelota en el perímetro pero sin la posibilidad de penetrar hacia el canasto.

Justamente, del otro costado de la cancha, James optó por atacar con furia, en vez de conformarse con tiros externos, como lo había hecho anteriormente. La impronta de LeBron contagió a la gente y a sus compañeros, que tomaron la delantera rápidamente y jamás la volverían a ceder:


Harrison Barnes, alero visitante, falló varias veces en su intento por contener a James, por lo que Steve Kerr decidió traer a Andre Iguodala -lejos, el que mejor ha defendido al número 23 de los Cavs- antes de lo que su rotación normal indicaría. Los problemas no eran únicamente de Barnes: después de iniciar su noche encestando un triple, Curry se frustró ante la defensa de Matthew Dellavedova, quien ya lo había ofuscado durante todos los segundos en los que lo defendió en Game 2.

Otra vez, los ingresos de Iguodala, Shaun Livingston y Festus Ezeli sirvieron para calmar las aguas y achicar la diferencia en el marcador. Un parcial que incluyó 7 puntos del primero, 2 asistencias y 4 tantos el segundo y 2 tapas + 4 unidades del tercero alcanzó para igualar el partido en 26, a principios del segundo cuarto.

El banco de suplentes de Cleveland también tuvo su momento. Contestando lo hecho por sus rivales, J.R.Smith y James Jones entraron con la mano caliente y ambos colaboraron para que su equipo retome la delantera, aunque la clave de la primera mitad estuvo en otro aspecto del juego.

Medir el impacto que una estrategia defensiva, al menos desde el punto de vista estadístico, es una tarea riesgosa. En ofensiva, la lectura parecería ser mucho más fácil, aunque tampoco sea siempre cierta: mientras la pelota entre, todo bárbaro. Ahora, cuando se erra se complica la cosa.

Que el plan de David Blatt y su grupo de asistentes ha funcionado es casi una obviedad. Cleveland ha anulado a una de las ofensivas más potentes de los últimos años, de eso no hay dudas. Sin embargo, hay otros factores a tener en cuenta. No tengo videos para ilustrar mi afirmación, pero si vuelven a ver el partido verán que una gran cantidad de los tiros que tomaron Curry, Barnes y Klay Thompson fueron malas decisiones. Malísimas.

Dobles largos, triples a la carrera, lanzamientos yendo hacia atrás. De eso consistió el ataque de los Warriors en la primera mitad. Lo más interesante, de cara al futuro, es que esta tendencia sí viene dándose desde el primer cotejo. Sacando la lesión de Kyrie Irving de la cuestión: con cada partido que pasa, más molestos lucen los jugadores de Golden State.

Mientras tanto, los Cavs hacen todo lo humanamente -salvo LBJ, que no es de este planeta- posible por exprimir cada punto, por obtener cada rebote y por conseguir cada pelota dividida. Sino, miren como Mike Miller, de 35 años y con dos cirugías en su espalda, deja el pellejo por su equipo:


Luego de un triple de Jones -cortesía de una brillante asistencia de LeBron-, los locales se iban al descanso liderando por 44-37. El tercer cuarto sería una verdadera fiesta para la fanaticada dentro del Quicken Loans Arena. Su franquicia sacó una ventaja de 20 puntos, la máxima en esta serie, gracias a una explosión de James. El nacido en Akron llevaba 13 puntos en el inicio del tercer período; sobre el cierre del mismo, duplicó ese número.

De la misma forma en la que ocurrió en Game 2, la falta de recambio le peso a los Cavs. Bueno, eso y el hecho de que por fin Steph Curry se acordó de como poner la pelota entre un aro. El MVP de la liga se desató en el último cuarto, anotando 17 de sus 27 puntos en los últimos 12 minutos de juego. 

Antes de la ráfaga de Steph vinieron los inesperados ingresos de Leandro Barbosa y David Lee. Kerr -DT de los visitantes- optó por confiar en dos de sus hombres más veteranos, acostumbrados a mirar el juego desde la banca (en especial Lee) y ambos respondieron con creces. En el caso de Lee, suplió de manera excelente a Draymond Green, quien continúa su mal momento, algo que sin dudas debe preocupar a cualquier hincha de Golden State.

Números de Green en las Finales: 8-30 de campo (1-8 en triples, aspecto vital de su juego para el funcionamiento del ataque de Kerr), 8 asistencias contra 6 pérdidas y -15 en el diferencial. Lo tengo que volver a repetir: la estrategia de Blatt se basa en dejar que él (también sucede lo mismo con Bogut, Lee, Ezeli o cualquier pivot que le ponga la cortina a Curry, pasa que la mayor cantidad de veces ese alguien es Green) maniobre un 4 contra 3 y, por ahora, Green ha fallado rotundamente.

Los Warriors lograron achicar la diferencia a la mínima (80-81, a falta de 2:45 por jugar) y poner la presión del lado contrario, aunque en el momento más caliente apareció el hombre que todos esperábamos. No, no LeBron James. Matthew Dellavedova. El base metió un doble y falta para sacar ventaja de cuatro, pero no se quedó ahí. Nooooooo, para nada:


Dellavedova se cansó de tirarse al piso, poniendo su cuerpo a merced de los dioses con tal de agarrar el balón. El australiano terminó con 20 puntos, 5 rebotes, 4 asistencias y el mejor diferencial del partido (+13). Una vez finalizado el encuentro, el pobre de Delly ni pudo hablar con la prensa, pues sufrió síntomas de calambres "extremos" y debió ser trasladado a un hospital. Un guerrero.

La mencionada ráfaga de Curry -tres triples en un minuto- no fue suficiente. LeBron volvió a sacar otra victoria de la galera, con un esfuerzo increíble por su parte y con la ayuda de un australiano, que verdaderamente no figuraba en los planes de nadie cuando comenzó la temporada. 

El cuarto encuentro de estas Finales se jugará el jueves y los Warriors tendrán que cambiar su actitud si quieren empatar la serie. Este grupo de Cleveland ha demostrado que no se rinde ante ninguna situación adversa y, guiados por el mejor jugador del mundo, creen que son capaces de ganarle a cualquiera.





8 jun 2015

Game 2: Contra todos los pronósticos



Que día para un partido así. Sé que el formato típico de una crónica debe restringirse a lo sucedido en el evento que se está "cronicando", pero no tengo otra forma de empezar. Si me bancan un par de párrafos, les prometo que después es todo análisis, Cleveland, Golden State y Finales NBA.

No soy una persona que le de importancia a las fechas, por lo cual el "día del periodista" no me generó demasiado. En estos días, la definición de dicha ´profesión´ es extremadamente confusa y tampoco estoy completamente seguro de tener la mía. De algo estoy seguro, más aún después del día de hoy: casi todo lo que importa es lo que pasa dentro de las canchas.

Se escribe, se habla, se lee y se debate mucho sobre deportes. No estoy en contra de que sea así (de hecho mi deseo es vivir gracias a ello), pero cada vez me es más claro que a veces se le da extrema importancia a lo que "debería pasar", porque la mayoría lo pensó/escribió así.

Ojo, digo esto considerándome un grandísimo hipócrita. Desde mi lugar, admito que le pongo demasiada atención a la "narrativa", en vez de disfrutar de la incertidumbre del deporte, que a fin de cuentas es de las características más lindas que posee. 

Hace 24 horas, ni se me cruzaba por la cabeza que Stanislas Wawrinka pudiese ganarle a Novak Djokovic en la final de Roland Garros. Si bien le daba una chance a los Cavaliers, estaría mintiendo si dijese que creía que tuviesen una chance real de vencer a los Warriors. Qué equivocado estaba.

Toda la emoción de LeBron tras ganar un partido que pocos creían que podía ganar
No prometo cambiar de un día para el otro. Todavía me pueden las comparaciones incomprobables, las listas de Los Mejores de la Historia -todas las de ese estilo, ahh que hermosas- y todavía me sigue importando estar en lo correcto con cosas en las que es imposible estar en lo correcto.

Piénsenlo -y ayúdenme a pensarlo para mí mismo- de esta manera: aun si Golden State le gana a Cleveland por 4-1, mi ´pronóstico´ no incluyó la lesión de Kyrie Irving y seguramente no habrá incluido todo lo que puede cambiar de acá hasta el final. O sea, no tiene mucho valor periodístico que digamos. 

No se si llegué a redondear una idea o sólo transcribí un pensamiento que venía teniendo y no sabía como expresar, pero me siento un poquito mejor. Ojalá alguien más le pueda encontrar algún sentido. Ahora sí, (después de uno dos tres cuatro cinco seis siete, siete, que mal tipo que soy) esto fue lo que pasó en el Game 2 de las Finales NBA entre Golden State Warriors y Cleveland Cavaliers:

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Todo listo en el Oracle Arena, en la ciudad de Oakland
La baja de Kyrie Irving dominó las noticias durante desde el viernes -día en el que se conoció que el base sufrió una fractura en la rótula de su rodilla izquierda y estará fuera de las canchas por cuatro meses- hasta el inicio del partido. El reemplazante de Irving, Matthew Dellavedova, ya contaba con experiencia arrancando como titular en Playoffs, por circunstancias similares.

Desde el arranque, al igual que en Game 1, LeBron James se hizo cargo del ataque de los Cavaliers. Ante la ausencia de Irving, la responsabilidad de James en este sector creció aún más (si era posible). Del otro lado, Klay Thompson era quien producía para los locales. 

La primera incidencia negativa para los Warriors ocurrió cuando Thompson, que había anotado 9 de los 11 puntos de su equipo, tuvo que irse al banco tras cometer dos faltas personales. Igual, ningún conjunto lograba mantener una ventaja considerable, por lo que el primer cuarto finalizó con un empate en 20.

Con la segunda mitad de los "Splash Brothers" de vuelta en cancha -y con ingresos positivos de Shaun Livingston y Andre Iguodala-, los dirigidos por Steve Kerr dieron el primer golpe. Thompson ya llevaba 18 puntos (terminó con 34) antes de la mitad del segundo período, encestando casi todo desde afuera de la pintura:


Sin embargo, LeBron también estaba haciendo lo suyo, aunque su forma fuese menos vistosa que la de el escolta de Golden State. James arrancó 7-12 en sus intentos de campo, consiguiendo sus puntos con trabajosas maniobras ante la marca de distintos rivales. Además de Iguodala, Harrison Barnes y Draymond Green intentaron contener a LBJ.

Contrario a lo ocurrido en el encuentro anterior, David Blatt logró encontrar un aporte desde su banco de suplentes. James Jones disputó 22:30 minutos, anotó ocho tantos -todos en el segundo cuarto- y finalizó con un diferencial de +22, algo absolutamente increíble teniendo en cuenta que el resultado final. Por segundo partido consecutivo, Timofey Mozgov jugó con furia y determinación, completando una doble decena (17 puntos y 11 rebotes).

Gracias a las contribuciones de estos dos jugadores, Cleveland emparejó el marcador y se fue al entretiempo liderando por la mínima. Salvo la actuación de Thompson, mezclado con algunos minutos de ciertos hombres, el resto de los Warriors lucieron desconcertados durante toda la noche. Para no sobre analizar, pongo la lupa en los dos más relevantes: Draymond Green y Steph Curry.

Luego de una temporada regular en la que se destacó y una pos temporada en la cual demostró su valor, esta serie no ha sido positiva para Green. Como he mencionado, la estrategia defensiva de los Cavaliers obliga al ala-pivot a tomar decisiones con el balón en sus manos y, hasta ahora, no ha estado fino. Sigue compitiendo al 110%, característica que siempre se le aprecia, pero ayer no eligió bien en al menos cinco posesiones.


Para hablar de Curry hay que hablar de Dellavedova. El australiano contuvo al MVP con una defensa imponente. No lo dejó recibir la pelota con espacios, lo golpeó cada vez que pudo, lo molestó y lo terminó sacando del partido. Como vieron en la foto, Dellavedova logró anular a quien varios ya consideran como el mejor tirador en la historia de la NBA.

Durante todo el tercer cuarto, los visitantes extendieron su ventaja, aunque sin poner contra las cuerdas a la franquicia de la Bahía de San Francisco. Si al principio no se notaba la tremenda noche que estaba teniendo LeBron, a esta altura ya era bastante obvio. James se ocupaba de anotar por su cuenta, cargar sobre los rebotes Y asistir de buena manera a sus compañeros, aspecto del juego que le faltó en el Game 1.

Rapidito, quiero decir esto: sin entrar en ningún tipo de comparación, es emocionante lo que está logrando LeBron. Aun si pierde los tres partidos siguientes, haber competido de esta manera, ante un equipo de la calidad de estos Warriors y con este plantel tan diezmado es realmente asombroso. El esfuerzo que ha hecho en los primeros dos cotejos de esta serie ha sido verdaderamente sobrehumano. 


A falta de exactamente 5:00 por jugar, un triple de Dellavedova -asistencia de James, que logró su quinto triple doble en Finales- le dio la máxima ventaja a los Cavs: 11. En el peor momento de los locales, apareció Curry. El base, que llevaba apenas 10 unidades, anotó 7 en los últimos minutos, incluyendo una bandeja con ocho segundos en el reloj que empató el partido en 87.

Otra vez, LeBron tendría la pelota en sus manos para definir el encuentro. Esta vez, James decidió penetrar hacia el canasto y casi consigue la bandeja. Tristan Thompson consiguió el rebote pero no pudo rematar, y así veríamos -por primera vez en la historia- tiempo extra en Game 1 y Game 2 de las Finales.

El ritmo del período adicional fue extraño, como suele suceder. Cleveland sacó una luz de cinco puntos, pero consecutivos rebotes ofensivos de Green dejaron a Golden State a uno. Allí, J.R.Smith cometió un foul estúpido -el tercero de la noche para J.R, que siempre pareció intervenir en el peor momento y de la peor manera- y mandó a Curry a la línea. 

Las dos secuencias siguientes hablan de lo poco que podemos pronosticar sobre un evento deportivo. Primero, luego de un intento de triple por parte de Jones, el diminuto Matthew Dellavedova agarró el rebote ofensivo, fue fouleado por Barnes y le dio la ventaja a su equipo tras encestar dos libres que, en la escala de presión, eran un 9,5/10. 

En la jugada siguiente Dellavedova, un base australiano suplente que ni debería estar en cancha si no fuese por una lesión, se le plantó al Jugador Más Valioso de la NBA. Curry erró su lanzamiento, LeBron cosechó el rebote y terminó decorando el resultado. 95-93 para Cleveland Cavaliers, que ahora retorna a su ciudad 1-1 en la serie y con la ventaja de localía en su favor. ¿Quien lo hubiera dicho? Seguro que yo no.