Qué es el deporte
Este es un blog dedicado a la NBA. A excepción de una extensísima
columna en la cual intenté explicar en qué consiste el fútbol
americano de la NFL, todos los posts de Three For the Win (que nombre de mierda
che, no saben como me gustaría cambiarlo) giran alrededor del básquet.
Hoy es un día triste. No para los hinchas de River -como yo- ni
para los fanáticos de Boca: para
cualquier argentino. Mucha gente ya se ha expresado de manera muy correcta
sobre lo que sucedió ayer. Varias opiniones fueron expuestas, tanto en medios
escritos como radiales como televisivos. La
gran mayoría habló con
propiedad y sensatez.
Claro que tengo mis propias ideas y teorías sobre lo que pasó,
pero éste no es el lugar apropiado para plasmarlas. En vez de
abrumarlos con más repeticiones de "la policía", "la
Conmebol", "Orión, Gallardo, Arruabarrena", "los mismos
boludos de siempre" y tantas otras frases que dominaron este viernes 15 de
mayo, voy a hablarles
del deporte.
El Superclásico no me permitió ver lo que fue la victoria de
Cleveland Cavaliers, que clasificó a las Finales de Conferencia (en seis partidos,
como dije alguien que yo conozco) superando a Chicago Bulls. Los
incidentes ocurridos en el entretiempo y todo el caos que provocaron tampoco me
dejaron mirar los primeros
tres cuartos del sexto juego
entre Los Ángeles Clippers y Houston Rockets.
Mi estado de ánimo no era el mejor. Estaba -y todavía sigo- triste
por lo que acababa de ver. Triste, no sorprendido. Aún así, me dispuse a ver
los últimos 12 minutos del partido, a pesar de que los Clippers (que lideraban
la serie 3-2) ganaban por 13 puntos y parecían tener todo liquidado.
Al principio miraba con desgano, pero de repente la cosa se puso
interesante. A falta de 7:38,
Los Ángeles estaba al frente 100 a 88. El clima dentro del Staples Center
era de fiesta: la franquicia angelina iba a meterse en una Final de Conferencia
por primera vez en su larga historia.
Del otro costado, todo lo que tiraban los Rockets iba adentro del
aro. Pero todo eh. Parcial de 24-2 para los dirigidos por Kevin McHale. 24-2!!!! Para, que la locura no terminó acá.
¿Quiénes fueron los responsables de esta levantada? ¿Quiénes salvaron la
temporada de Houston? ¿Cómo lo lograron?
Si seguiste la temporada 2014/15 de la NBA, sabrás que James Harden la mueve un poco. El barbudo será muchas cosas, pero una de ellas es un enorme jugador de básquet. No hace falta que te tire muchas estadísticas: el tipo terminó segundo en la votación para el premio al Jugador Más Valioso.
También sabrás -y sino te cuento- que Josh Smith y Corey
Brewer no son exactamente
estrellas. El bueno de Smith fue despedido por Detroit Pistons, a pesar de
todavía le quedaban dos años y
26 millones de dólares en su contrato con la franquicia. O sea: los Pistons
eligieron PAGARLE 26 millones para que NO juegue más en su equipo.
Brewer no fue ridiculizado de tal manera, pero aún así fue canjeado desde Minnesota Timberwolves
hacia el conjunto texano a cambio de dos selecciones de segunda ronda del Draft.
Se podría decir que el precio para conseguir su pase no fue muy elevado.
Con todo esto dicho, vuelvo a la locura de ayer: de los 24 puntos
mencionados en el parcial, Smith y Brewer anotaron 21. La dupla encestó cinco
de sus siete intentos de triple en el último cuarto. El porcentaje de triples
del primero (durante la temporada regular) fue 31.6%, mientras que el segundo
tiró 26.8%. La media de la
liga es de 35%.
Hasta ahí, el ataque. En defensa intervinieron en casi todas las
posesiones, marcando prolijamente a sus hombres y forzando tiros
complicados. ¿Más locura? Sí: todo esto ocurrió con Harden en el banco. El
segundo mejor jugador en toda la liga no entró ni un segundo a la cancha en los últimos 13:30
minutos.
Por este tipo de partidos es que amo el deporte. Justo cuando
todos estamos de acuerdo en que una cosa tiene que pasar, no pasa. El deporte no es una ciencia;
no es exacto. Existe para que nos sorprendamos, para que saltemos del sillón y
para que los expertos se traguen sus palabras (claramente no soy un experto, pero igual ayer
Brewer y Smith podrían haberme dedicado una frase famosa que Diego Maradona le
dedicó a un periodista).
Ayer, como todos los días, hubieron varios eventos deportivos.
Mentira. Uno de ellos, catalogado como "un partido de fútbol", fue todo lo contrario. Por
suerte, un ratito después, los pocos que vimos Clippers-Rockets nos pudimos ir
a dormir con una sonrisa, sabiendo que el verdadero deporte todavía existe.
Esto no es deporte:
Esto sí:
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